S. XIX y XX

Mediados de siglo XIX y primera mitad del siglo XX

 
A mediados del siglo XIX se construye la nueva carretera de Castellón por Perales y la torre del telégrafo óptico que supondrá un hito para las comunicaciones lo que representa un importante impulso económico para el país.

A finales del siglo XIX, Perales cuenta con una inesperada popularidad, debida al estudio del Risco de las Cuevas desde 1880 a 1931, año en que son declaradas Monumento Nacional; sucediéndose la visita de historiadores y arqueólogos, creándose una amplia bibliografía sobre la misma.

Es a finales del siglo XIX y principio del siglo XX, Perales se vio marcado por el establecimiento de la vía férrea y su conexión con Madrid pasando por Arganda, que facilitó el transporte y venta de productos de la agricultura a la ciudad de Madrid. La posibilidad de incorporar rápidamente y a diario los productos de la vega y de la incipiente industria de Perales en el mercado de madrileño propicio un importante cambio económico y un mantenimiento demográfico como fue contante durante siglos, así como un florecimiento urbano de la población, empezando a abandonar o modificar las típicas vivienda-cuevas de los barrios altos, los llamados barrios de Cuevas Altas, Calvario y Castillo.

Supuso un importante incremento de la concentración de pequeñas fábricas de transformación en el municipio; la economía de Perales se diversificaba en tres fuentes principales: agrícola, ganadera e industria primaria. Al comienzo de la Guerra Civil se podían contabilizar dos de yeso, dos fábricas de orujo, dos de jabón, una de conservas de tomate, una de bebida de sifón y una alcoholera, una almazara y varías bodegas, pequeñas industrias trasformadoras de productos de su agricultura.
 
Importantes avances tecnológicos, como la conversión del Molino del Congosto en Central eléctrica, permitió la distribución eléctrica en temprana fecha para barrios de la vecina Arganda, mientras la energía eléctrica que se consumía en Perales era de la Central de Bellamesón en el Tajo (Villamanrique), que mediante la construcción de dos casetas transformadoras que aún hoy se conservan, se distribuía por toda la población, entrando Perales en la nueva era de la tecnología eléctrica.

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